Había leído algunas críticas, casi ninguna faborable, la mayoría bastante tíbias, sin quererse mojar para bien o para mal, como no atreviéndose a publicar una mala crítica (porque al parecer a la crítica profesional no le ha gustado) sobre una película de tan reconocido realizador y no sabía a qué atenerme.
Yo si me voy a mojar, me ha encantado, me parece fascinante la historia de Hipatia, una inteligente mujer que rompió moldes, en una época donde las mujeres no tenían ni voz ni voto y que acabó pagándolo caro.
A parte de la historia en sí, la cinta está muy bien rodada, como no se podía esperar menos de Amenabar, con una ambientación perfecta y una fotografía muy conseguida. Se trata de una película que quizá no emocione mucho, salvo al final, no tiene altibajos y para aquellos que no entren en la historia desde el principio, puede resultar algo plana.
El papel de Hipatia lo interpreta, magníficamente, Rachel Weisz (ganadora de un oscar por "El jardinero fiel"), bellísima y muy comedida, como corresponde al personaje, más centrado en la búsqueda del conocimiento, que en la breve satisfacción proporcionada por las pasiones humanas.
El reparto lo completan Max Minghella (en la foto), Oscar Isaac, Ashraf Barhom (muy buen trabajo) y Michael Londsdale, entre otros.
Con el marco de la mítica biblioteca de Alejandría, se nos muestran las luchas por el poder, en definitiva de eso se trata, entre las distintas facciones religiosas (cristianos, judíos, paganos) que convivían en esta legendaria ciudad fundada por Alejandro Magno.
En la cinta se hace alguna que otra concesión al espectáculo, como la edad de la protagonista, o las historias de amor inbuidas en la trama, pero que no afectan a la base de la historia.
Amenabar nos exije que prestemos atención a lo que nos cuenta y que realicemos un pequeño esfuerzo usando nuestro cerebro (tampoco mucho, no os asustéis), y no hay muchas películas que nos pidan algo parecido.
Amenabar consigue transmitirnos la pasión por el conocimiento, frente a la superstición; la razón y la libertad de pensamiento, frente al fanatismo religioso y la intolerancia.
Parece increíble que en el siglo IV de nuestra era (incluso mucho antes con Aristarco de Samos o Ptolomeo), existieran personas (da igual su sexo o condición), que plantearan teorías sobre el movimiento de los planetas, la disposición del universo, la gravedad de la Tierra, si esta era redonda o plana, y además fueran capaces de llegar a conclusiones tan acertadas, con las limitaciones técnicas que sufrían.
Aparte de recomendaros la película, os invito a investigar un poco sobre el tema, encontraréis datos asombrosos, a poco curiosos que seáis.
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