Reconozco que me ha ido gustando cada vez más, con el tiempo, uno que se hace viejo, sus canciones no son para oírlas a la ligera, todas llevan un mensaje, quizá no muy optimista, sus mejores temas son los dedicados a la soledad, el desamor (Ruido), la incomprensión, ofreciendo un extenso muestrario de los desheredados de la sociedad.
A lo largo de su carrera, extensa, ha tenido muchos altibajos, realizando duetos con artistas amigos y algún enemigo, incluso se atrevió con la copla de las coplas, "La bien pagá" (y de esto ya subiré otro post). Parece que en los últimos años, se ha instalado entre los artistas más admirados y respetados de este país, publicando incluso algún que otro libro de poesía.
A mi modo de verlo, Sabina es a la música lo que Almodovar al cine, les entusiasma lo marginal, ninguno de los dos te contará nunca una historia anodina, costumbrista o aburrida. Sus historias (porque así creo que hay que tomar sus canciones), tienen siempre doble filo, con aristas y espinas en cada frase.
Personalmente, es un tío que me cae genial, viendo alguna de sus entrevistas, parece que la vida, a pesar de todo, no lo ha tratado tan mal, resulta una persona vitalista, divertido, algo cascarrabias y que va a lo suyo, sin meterse en otras historias, aunque algún roce que otro ha tenido con la política, pero bastante puntual.
Hace tiempo era conocido por sus excesos (en el más amplio sentido de la palabra), pero despues de lo que él define como "el marichalazo", se cuida un poco más, obligado quizá por la insistencia de los que le quieren, como su gran amigo Serrat.
Seguro que echa de menos la vida de "El pirata cojo", pero así nos durará más y podremos seguir disfrutando de su poesía cantada, algo arrabalera, pero inspiradísima y sobrecogedora.
Como la música es para oírla y no para hablar de ella, os dejo una auténtica obra de arte, una de las mejores canciones que se ha escrito nunca, con mil requiebros, donde cada palabra tiene más de una interpretación "19 días y 500 noches".